El Club más antiguo de España ofrece al visitante un recorrido entretenido y las ventajas de un clima maravilloso para poder disfrutar del golf en cualquier época del año.

Real Club de Golf de Las Palmas de finales de 1900…
El Real Club de Golf de Las Palmas, está situado en la actualidad junto a la caldera de Bandama, paraje natural protegido, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Las Palmas. Su nombre de Bandama se asegura proviene del nombre de un holandés llamado Van Damm, que se estableció en la zona. Y el campo, prácticamente colgado del cráter del volcán, ofrece una panorámica excepcional sobre el mar y la montaña que despierta la admiración de todos cuantos lo visitan.
Fundado el 17 de diciembre de 1891 por un grupo de residentes escoceses e ingleses en un terreno en la zona de escaleritas denominado “Lomo del Polvo”, se convierte por tanto en el campo más antiguo de España. En el libro de Actas del Club, con cuidados rasgos caligráficos típicos de la época, en inglés, naturalmente, se guarda su primera acta que recopiló las reglas fundamentales del Club, así como las de juego, además de añadir dos reglas extras fundamentales referentes a un encuentro semanal para jugar los miércoles y al pago de suscripciones. El campo era de tierra y no contaba con vegetación alguna, lo que no impedía que los jugadores pusieran todo su entusiasmo en el juego y mostrara cierta calidad. Incluso recibieron la visita de grandes mitos de la época: en 1898 estuvieron John Ball y Harold Milton (ganadores del Open Británico) y en 1949 fue Henry Cotton, ganador de cinco jarras de plata del Open Británico, quien deleitó a los aficionados con variadas exhibiciones de su sensacional juego.

El reconocido campeón Henry Cotton, en una visita al Club en sus comienzos.
El crecimiento de Las Palmas puso un cerco de muerte al vetusto campo de golf, ahogándolo progresivamente hasta que se tuvo que cerrar el 19 de julio de 1957, disputándose una última competición con un acto pleno de nostalgias por la más de media centuria de existencia.
De aquella época todavía se mantienen entrañables competiciones, siendo este club el único de España y de la Europa continental que cuenta en sus vitrinas con 7 trofeos centenarios, destacando como la joya de la corona la Copa W. Palmer de 1894. Walter Palmer fue congresista del Parlamento Británico y el trofeo que lleva su nombre es el más antiguo que se celebra en cualquier disciplina del deporte español, además de ser uno de los más antiguos de toda la Europa continental.

En la Casa-Club se recuerda a los jugadores de más prestigio que han visitado el campo canario.
El resto de trofeos son la Copa Robinson (1896), Copa Kennedy Erskine (1902), Copa Pagan (1906), Medrington (1904), Copa Gragg (1907) y Copa Victory (1919) en conmemoración de la victoria en la I Guerra Mundial.
El campo fue diseñado por el escocés Philip Mckenzie Ross, que fue el primer presidente de la British Association of Golf Course Architects, creador de Southerness y remodelador de Turnberry entre otros, y entre sus características se pueden entresacar que, básicamente, es un campo de “truco”, corto y estrecho, donde el viento pude jugar un papel importante, y en el que colocar el drive es siempre fundamental, contando con greenes bien defendidos.
Las calles estrechas, raramente en llano, presentan en muchos hoyos árboles estratégicamente colocados que, junto con numerosos fuera de límites, obligan a golpes de gran precisión.

Vista aérea de la Casa-Club, con el Océano al fondo.
Los greenes están fantásticos desde que fueron cambiados a mediados de los años 80. Son francos para el putt y, posiblemente, sean de los rápidos de Canarias, pero no pueden considerarse unos greenes fáciles a pesar de que en la actualidad reciben muy bien.
El rough, a base de árboles, higueras y matorrales, se desarrolla sobre una base de “picón” (terreno de piedra volcánica molida), típico de las islas.
El par del campo es 71 y cada hoyo es distinto del anterior, lo cual hace que el recorrido sea sumamente entretenido, los nueve primeros emplazados sobre un terreno ligeramente ondulado y, los segundos, mucho más llanos. En los primeros nueve, par 35, hay dos pares 3 (hoyos 3 y 8), un par 5 (hoyo 9) y seis pares 4. Sobre el papel, el hoyo más difícil de esta vuelta es el 5, en base a su distancia. También presentan dificultades hoyos como el 4, con fuera de límites a la izquierda y con el green en alto, en el que es muy difícil parar la bola.
Como contrapartida, hay otros hoyos que son claramente de recuperación, como el hoyo 1, fácil par 4 en bajada en el que los grandes pegadores pueden incluso llegar a green de salida, o el 9, amplio par 5 de calle ancha que no ofrece problemas.
En cuanto a la segunda vuelta, par 36, es algo más difícil que la anterior: tiene dos pares 3 bastante largos (hoyos 10 y 15), dos pares 5 muy asequibles (hoyos 16 y 18) y cinco pares 4. El hoyo más difícil es, sin duda, es el 14, un par 4 con fuera de límites a la izquierda, una gran higuera en el centro de la calle a la altura de un buen drive y un green en alto, con dos plataformas.

Amplia panorámica del Real Club de Golf de Las Palmas, con el cráter de Bandama detrás.
En resumen, el campo de Bandama es un recorrido muy entretenido, incluso para el jugador medio, en el que la corta distancia de muchos hoyos se ve suplida por los numerosos obstáculos, que obligan a jugar un golf de precisión. El hoyo 10, un par 3 de mucha dificultad con fuera de límite a la derecha y un viento cruzado, lo calificaba Seve como “el par 4 más fácil de España”.
Por este club han pasado 10 ganadores de “majors”, entre ellos los tres españoles y más de 20 jugadores de la Ryder Cup, entre ellos Rafa Cabrera, que es socio del club.
Pero hablar del Real Club de Golf de Las Palmas no es sólo hablar de las características del campo. Una casa club muy acogedora, dominando el recorrido y, naturalmente, el clima maravilloso y el calor con el que los visitantes son recibidos, son elementos igualmente atractivos y componentes esenciales del club decano del golf español, que ha sido reconocido por el Consejo Superior de Deportes con la Real Orden del Mérito Deportivo, Placa de Oro, en el año 1999; por el Cabildo de Gran Canaria, con la Roque Nublo, su mayor distinción, también en el 1999; y por el Comité Olímpico Español, que lo distinguió en 2014 por su colaboración en el deporte olímpico.

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