El DP World Tour acaba de cometer un patinazo de órdago. Si cuando el PGA Tour estornuda, el DP World Tour coge la gripe, ahora el golf europeo no ha tardado en seguir los pasos del “jefe” americano, asustados como están tras la irrupción del LIV Golf Invitational.
Pero, además, el DP World Tour (para entendernos, circuito europeo) ha cometido un error de consecuencias imprevisibles, incluyendo a Pablo Larrazábal entre los sancionados por participar en el LIV Golf Invitational de Londres.
El jugador español lleva años colaborando con el golf saudí en una escuela infantil y, al mismo tiempo, el golf saudí se ha convertido en uno de sus patrocinadores, como se puede ver en la bolsa de palos. Como consecuencia, el barcelonés podía verse en la obligación moral de participar en algún torneo de su circuito si se lo proponían. Y se lo propusieron, para jugar en Londres.
Sin embargo, Larrazábal, cumplidor siempre, habló con el DP World Tour y le expuso la situación, solicitando el permiso especial para jugar en el primer torneo del nuevo LIV Golf Invitational. Con la conciencia tranquila como miembro del Comité de Jugadores, todo parecía aclarado y arreglado…
Pues no. Ahora el DP World Tour ha incluido a Pablo Larrazábal entre los sancionados, haciendo omisión de la solicitud y aceptación previas, con el agravante de darlo a conocer al tiempo de la tercera jornada del BMW International Open.
¿Ya no sirve en Europa la palabra dada? ¿Qué ha quedado de ese circuito modélico de camaradería?
La situación se está volviendo imprevisible y, desde luego, amenaza en un futuro muy próximo a la Ryder Cup, torneo en el que la armonía era ejemplo deportivo mundial de unos campeones que jugaban por el privilegio de representar a su país o continente.
Con la división que están haciendo los circuitos entre jugadores “buenos” o “malos”, será muy complicado que se les pueda mezclar en la próxima Ryder y, si no se cuenta con ellos, ¿cómo recibirá el público a unos equipos en los que faltan nombres destacados?
Pase lo que pase, lo cierto es que los abogados ya están saliendo de las trincheras preparando lo que serán unos juicios sonados.

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