El Lagunita Country Club, en Caracas, fue el escenario de la actuación más destacada de nuestro deporte femenino hasta 1986: el equipo español de golf amateur, consiguió el triunfo en el Campeonato del Mundo (Trofeo Espirito Santo) por delante de Francia y Estados Unidos. De esta forma, España se convertía en el cuarto país en añadir su nombre en el historial de campeones, tras Francia, Australia y la siempre potente representación de Estados Unidos, que generalmente toma parte con jugadoras que enfocan el torneo como prueba final previa al acceso al profesionalismo, por lo que era dificilísimo quitarles el cetro.

Sin embargo, la disciplina y la unidad del equipo español, formado por Mari Carmen Navarro, Macarena Campomanes, María Orueta y Emma Villacieros (como capitana), se hizo patente y acabarían siendo factores decisivos en la consecución de un título que asombró a todo el ámbito golfístico mundial. Las jugadoras, según terminaban su vuelta, se iban sumando a la que seguía jugando, pero con una orden tajante: no hacer ningún comentario excepto únicamente a la capitana, que tomaría la decisión de qué decir y cuándo hacerlo.

Comenzó el torneo con el liderato de Gran Bretaña con 143 golpes, seguida a tres puntos por Australia y a cuatro por España, Francia, Suiza y Japón. Sorprendentemente, Estados Unidos se había rezagado un poco con 151 golpes, pero no era algo que llamara mucho la atención en estos primeros compases de la prueba, porque no se dudaba de que Kay Cockerill, Kathleen McCarthy y Leslie Shannon acabarían optando al triunfo.

El segundo día hubo cambio en el primer puesto, pero seguían siendo los mismos equipos quienes comandaban la tabla, con excepción de Suiza que retrocedió un poco. Lideraba el torneo Francia con 290, seguida a un golpe por Gran Bretaña, a tres por Japón, a cuatro por España y a seis por Estados Unidos. Como se ve, España seguía posicionada exactamente igual después de 36 hoyos y Estados Unidos se había acercado ligeramente, pero sumando siempre más golpes que las nuevas líderes, el potente trío formado por Marie Laure de Lorenzi, Cecilia Mourgue D’Algue y Valerie Pamard.

El tercer día el equipo español accedió al primer puesto después de presentar el mejor total del campeonato, con 139 golpes. Ahora se esperaba la jornada final superando en dos golpes a Francia, en cuatro a Gran Bretaña, en cinco a Japón y en siete a Estados Unidos que había firmado su mejor parcial hasta entonces (144), pero cada día con peor resultado que España. Macarena había hecho 70 golpes en esta tercera vuelta, Mari Carmen firmó 73 y María Orueta… Estaba de dos en bunker a 10 metros de bandera en el 18. No la sacó, pero supo controlarse y sólo cambió un golpe, del 68 que pudo ser al 69 final, que confirmaba el salto del equipo al primer puesto.

Esa noche, durante la cena, las componentes del equipo español apenas hablaron. Sólo quedó latente la consigna de la capitana: “Mañana, cada una a lo suyo; ni fijarse en la que va en vuestro partido. Golpe a golpe, hoyo a hoyo.”

En la jornada final la capitana puede establecer el orden de salida de sus jugadoras y Emma Villacieros, que apenas había dormido, ante esa opción recordó la frase “never change a winning team (nunca cambies un equipo ganador)” y ateniéndose a ella dispuso la misma colocación que el tercer día. Acertó.

Macarena salió a las 9:40 con Cecilia Mourgue d´Algue. Hizo par (72) y la francesa 80. Navarro salió después, con una Marie Laure de Lorenzi pletórica, pero nuestra joven jugadora aguantó el chaparrón de birdies de la francesa. Navarro falló un birdie en el 17, pero acabó con 75, suficiente para apoyar la vuelta de Campomanes, a pesar de que Lorenzi terminara con 68, porque viendo los resultados de otros equipos “tuve una sensación enorme de paz. El triunfo era nuestro”, reconoció posteriormente Emma Villacieros.

Orueta, en el 11, estaba un golpe sobre par. Aquí devino el drama, aunque por fortuna no para la española. Su rival, la francesa Pamard, enterada de las vueltas españolas se sintió excesivamente cargada de presión y acabó con 8 golpes para ponerse 10 sobre par a falta de siete hoyos. Las británicas ya habían pinchado y Estados Unidos tenía que hacer cinco birdies en los cinco últimos hoyos para ganar, quedándose a medias y con el tercer puesto como premio. Sólo quedaba a Francia la esperanza de que su última jugadora hiciese 77 o menos y el camino se les había empinado demasiado…

Campomanes se precipitó a decirle a María en el 12, “tranquila, ya hemos ganado…” y se rompió la concentrada burbuja en la que transitaba el juego de Orueta. Entre la alegría y el desconcierto, tiró tres bolas al agua, lo que provocó enorme indignación en la capitana que supo no exteriorizar, porque María estaba primera empatada en la clasificación individual y su final le costó bajar al décimo puesto.

Este brillante éxito en la Copa del Mundo por equipos femeninos amateurs, Trofeo Espirito Santo, también supuso para muchos una enorme decepción (desde luego para las protagonistas, Mari Carmen Navarro, Macarena Campomanes, María Orueta y Emma Villacieros) al comprobar el escaso eco que encontró su victoria en la prensa española, apenas unas breves líneas de agencia, carentes del mínimo calor ante lo que representaba el primer título mundial conseguido por una selección femenina española.

 


Jesús Ruiz Golf