El vasco logra la sexta chaqueta verde para España, la primera en su historial particular, y se une a los tres grandes españoles: Seve Ballesteros (80 y 83), José María Olazábal (94 y 99) y Sergio García (2017). Y además, número 1 del mundo. Y el segundo español con dos “majors” diferentes: Seve, 3 The Open (79, 84 y 88).
“Aitá, menó mal que has venido. Que casi no ibas a venir. ¡Uff!, si no llegas a venir”, fueron las palabras de Rahm a su padre, también visiblemente emocionado.
En el green del 18 estaban esperándole miles de aficionados puestos en pie, su mujer Kelly y sus hijos, su padre Edorta y José María Olazábal, con quien se dio un profundo abrazo.
El público que se agolpaba en el hoyo 16, el par 3 donde Seve hizo historia en su segundo Masters con aquel salto de rana que dejó en el green y que hoy se ha convertido en una tradición, se levantó en masa para aplaudir la llegada de Rahm y también en recuerdo del gran Seve. Y no es que queramos resucitar una y otra vez al de Pedreña, es que un día como hoy le sentimos más y más cerca.
El día que Seve hubiera cumplido 66 años no podría fallarle al jugador de Barrica, un “frikkie” de la historia del golf (como él mismo se define), admirador de Seve y de su historia, Jon Rahm, elegido este año el Mejor Deportista español de 2022 y que el próximo 18 de abril recibirá dicho galardón de manos de su Majestad Felipe VI.
El León de Barrica devoró sin piedad al americano Brooks Koepka sobre todo a partir del hoyo 7 de la ronda final, el hoyo talismán de Rahm toda esta semana. También fue clave para comenzar la tercera ronda, suspendida, que supuso el primer clavo para el americano, con el birdie de Rahm y el bogey de Koepka.
A partir de ahí fue un tenso mano a mano que terminó con Brooks dos golpes por delante del español. Y la ronda final comenzó realmente en el hoyo 4, cuando ambos salieron empatados en cabeza. Y fue entonces cuando Brooks sintió el aliento de la fiera en su cogote, como cuando Seve hacía temblar a sus enemigos sólo con mirarlos en el tee del 1.
Rahm pisaba fuerte sobre los greenes de Augusta con esa magia en los hierros y en el putt que tan bien describió José María Olazábal el viernes. “¿Que qué tenemos los españoles que se nos da tan bien Augusta? La magia de los hierros y tener medida la distancia y el acierto en los approach alrededor del green y la sensibilidad del putt. Y, además, Rahm tiene la distancia. Lo tiene todo”.
Si a eso le añadimos la fuerza mental que ha exhibido toda la semana (tras comenzar el torneo con un doble bogey en el 1. ¡Quién lo iba a decir!), pero especialmente estos 30 hoyos finales del domingo, Rahm roza la perfección. Su nombre ya está grabado en el trofeo del Masters junto a grandes como Seve, Palmer, Nicklaus, Olazábal, Player, Langer, Faldo, Watson, Hogan…. Y tantos otros.
Y el año que viene tendrá una taquilla con su nombre en ese “locker room” en el que cada año, después de la Cena de Campeones, Olazábal se sienta unos minutos a reflexionar, a recordar tantos y tantos momentos, y quizá a hablar también con él. El año que vienen tendrán muchas cosas que contarse.
Isabel Trillo

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