Tras la victoria en la edición anterior, España llegó a defender su título en la Copa del Mundo del 8 al 11 de diciembre de 1977, en el Wack Wack Golf and Country Club en Manila, Filipinas, donde se celebraban las bodas de plata del torneo, tras 24 ediciones de éxito. Esta vez nuestros representantes eran Severiano Ballesteros, que defendía el título conquistado con Manuel Piñero el año anterior, y Antonio Garrido, debutante en la competición, en la que participaban 50 equipos de dos jugadores, sustituyendo los amateurs locales Tommy Manotoc y Emilio Tuazón a los mexicanos Ernesto Pérez Acosta y Víctor Regalado, que no llegaron a tiempo.
Severiano Ballesteros y Antonio Garrido pusieron fin a una temporada extraordinaria con una victoria sensacional en la Copa del Mundo, inscribiendo a España por segunda vez consecutiva en el palmarés de campeones.
Vaya por delante que repetir título en la Copa del Mundo no era tarea fácil. De hecho, hasta este éxito de España, sólo lo había podido hacer Estados Unidos, claros dominadores de la prueba con 13 triunfos en 25 ediciones, y sólo Australia y Sudáfrica habían logrado repetir victoria en años alternos. Pero Severiano, líder del Orden de Mérito Británico y Español y segundo en el Continental, y Antonio, líder del Orden de Mérito Continental, segundo en el Español y tercero en el Británico, consiguieron una nueva gesta del golf español frente a muy cualificados rivales, como los norteamericanos Green-Wadkins; los sudafricanos Player-Baiocchi, etc…
El primer día propició el liderato de Canadá (139), formado por George Knudson y Dave Barr, seguidos a cuatro golpes por Estados Unidos (Hubert Green y Lanny Wadkins) y luego Corea (Kim Seung Hak y Han Chang Sang) y España, ambos con 144. Se hablaba del calor, de la estrechez de los greenes y de la difícil ubicación de sus superficies, casi todos en desnivel, pero ese era el escenario al que debían adaptarse los jugadores.
Canadá continuaba líder tras la segunda vuelta (147), en la que los resultados reflejaron con más crudeza la enorme dificultad que presentaban los greenes, con la hierba más alta de lo habitual, algo que no fue inconveniente para que esta vez Sudáfrica (Hugh Baiocchi y Gary Player) presentara el mejor parcial (141) para incorporarse a la lucha por el título, con un Gary Player (68) que firmaba la que sería mejor tarjeta del torneo.
El tercer día, España, con 142, dos bajo par, realizó el mejor total y se colocó en la primera posición en un momento psicológico importante, aprovechando el hundimiento de Canadá (157) que pasó del cómodo primer puesto a estar a tres golpes de España. Detrás compartían tercer puesto Sudáfrica y Japón (Seiichi Kanai y Kosaku Shimada) a cinco golpes de nuestro equipo; Filipinas acumulaba dos golpes más, tras perder catorce respecto de nuestro equipo, y Estados Unidos (155) se distanciaba a once golpes de Seve y Antonio, lo que no dejaba de ser una buena noticia conociendo el carácter competitivo de los estadounidenses, aunque Wadkins, ganador del P.G.A., no estaba teniendo un buen torneo.
Pero España no tuvo un camino de rosas en una final en la que los greenes provocaron menos críticas porque se jugaron recién cortados. Tras pasar por el hoyo 9, Canadá había vuelto al primer puesto del torneo y los españoles eran segundos con dos golpes de desventaja, aunque dos hoyos después, el birdie de Antonio en el 10 y los dos bogeys canadienses en el 11 propiciaron que España liderara el torneo por un golpe.
Entonces llegaron los dos hoyos decisivos de la final. En el 12, se produce un nuevo empate en cabeza con el bogey de Knudson y… el doble bogey de Severiano. Y en el 13, ¡quien dijo superstición!, Severiano se resarcía con un eagle (gran drive, enorme hierro 2 y putt de 8 metros) que devolvía el liderato a España con el par de Garrido y Knudson y el birdie de Barr. Fue el último momento de sufrimiento. A partir de aquí, nuestro equipo voló hacia el título y aventajó en tres golpes más a los canadienses, que incluso perdieron el segundo puesto en favor de los locales.
El mejor parcial de la final lo firmó Filipinas (Rudy Lavares y Ben Arda, con 147), que partía con demasiada desventaja, seguido por Taiwan (Kuo Chie-Hsiung y Hsieh Min-Nan) y Malasia (Lim Yat Foong y V. Nellan) a dos golpes, pero los tres principales rivales de nuestro equipo (Canadá, Sudáfrica y Japón) sumaron un golpe más que Severiano y Antonio y no pudieron recortar la diferencia y poner en apuros el triunfo español. Así que España sumaba su segundo título acompañada en el podio por el equipo local, que terminó a tres golpes, y Canadá con otro golpe más.
Antonio Garrido debutaba en la Copa del Mundo con victoria y Seve se convertía en el cuarto jugador mundial (empatado) que más veces ha ganado este torneo y el segundo jugador en cuanto a títulos consecutivos se refiere: Sam Snead y Arnold Palmer habían logrado tres victorias seguidas y Nicklaus, dos consecutivas en dos ocasiones diferentes.
La prueba por el Trofeo Internacional, que se entregaba al ganador individual, fue ganada por Gary Player (289), tres golpes por delante de Lavares y Hubert Green, que compartieron el segundo puesto. Severiano Ballesteros acabó compartiendo el sexto puesto (295) y Antonio, finalizó octavo con un golpe más.

Deja tu comentario