Si en la previa hubiésemos preguntado a Carlota Ciganda (T4, -3) y Azahara Muñoz (T7, -2) cómo sería su estreno soñado en sus segundos Juegos Olímpicos, no hubiesen esbozado un guión muy diferente del que se ha desarrollado este miércoles en las cuidadísimas calles de Kasumigaseki Country Club, Saitama, soportando una temperatura que bordeaba los 40 grados y una humedad cercana al 90 por ciento. Ambas mantienen intactas sus opciones de medalla, una situación que quieren mantener hasta el asalto final.
Contaba Carlota que a una jugadora como ella, que va largo, este campo podía concederle alguna ventaja: “si le pegas largo con el drive puedes pasar algunos bunkers y jugar el golpe a green con un palo más corto”, explicaba.
Tal cual lo contó lo fue poniendo en práctica. Su vuelta, más movida que la de Azahara, arrancó de la mejor manera, con un buen birdie, pero en su caso las adversidades llegaron antes de lo esperado: los bogeys al 3 y al 4 recordaban que cualquier escapada al rough era sinónimo de peligro.
Aguantó la navarra hasta que llegó uno de esos momentos de iluminación en los que Carlota parece levitar sobre el campo. Enganchó una secuencia de cuatro birdies en cinco hoyos, entre el 8 y el 12 -ojo a los dos magníficos putts del 11 y 12-, que volcó la clasificación y desplazó los focos de las hermanas Korda y compañía a la pundonorosa golfista española.
El bogey volvió a asomar en el hoyo 16, pero un nuevo acierto, el sexto de la mañana japonesa, espantaba cualquier atisbo de frustración.
Debutó primero Azahara Muñoz exhibiendo esas ganas que ya había anunciado desde que hace cinco días pusiese un pie en Japón. Sus primeros nueve hoyos fueron sencillamente impecables, con birdies a los hoyos 2, 7 y 8.
Esa inercia le llevaba directamente al liderato, pero estaba por llegar el momento delicado de la vuelta. En el 10 cayó el primer bogey, perfectamente compensado con el cuarto y último birdie del día en el 13. Dolió más ese segundo bogey al 17, que de ninguna forma ensucia un inicio esperanzador de la andaluza.
Al término de su ronda, la propia Azahara Muñoz explicaba sus sensaciones. “Todo lo que sea comenzar bajo par es un buen resultado. Le he pegado bien al drive y he evitado los problemas, salvo en el 17. Aquí hay que estar en calle. Los greenes se han puesto duros y rápidos, y va a ir a más”, contaba.
En la fiesta de la número uno del mundo, la estadounidense Nelly Korda (-4), se colaron la india Aditi Ashok (-4), la golfista más joven en Río hace cinco años, y la sueca Madelene Sagstrom (-5), que es la primera líder de una competición que ha dejado un total de veintidós rondas bajo par.

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